Durante el primer año de vida del bebé, este se desarrolla con asombrosa rapidez. Está preparado para dar sus primeros pasos y decir sus primeras palabras. No obstante, en un proceso tan bonito como su crecimiento, existen pequeños momentos de incomodidad, como cuando padecen reflujos.
Pero ¡no temáis! Es una reacción muy habitual a tan temprana edad. Por ello, os damos toda la información necesaria sobre el reflujo en bebés y cómo evitarlo. ¡Vamos a ello!
¿Qué es el reflujo?
También se le conoce como ‘bocanadas de leche’, y se produce en las tomas de pecho con la madre o en la alimentación con biberón. Consiste en un retorno involuntario a la boca de alimento ya ingerido que suele desembocar en vómitos, aunque las cantidades que se vomitan suelen ser pequeñas.
Está provocado por el cierre de la válvula del esófago que no permite la digestión y que, por ende, el alimento ascienda hacia arriba, produciendo irritación, acidez e incluso vómitos. Otros factores como el temperamento nervioso e incluso la herencia (si alguien de la familia padeció de hernia de hiato en el pasado), también influyen.
Como decíamos antes, es un efecto normal debido a que el esófago no está del todo desarrollado. Esto no desembocará en una enfermedad a largo plazo en el bebé, porque lo más probable es que después del año deje de padecerlo.
El reflujo gastroesofágico es muy frecuente en los lactantes menores de 6 meses, de hecho, hasta un 65% de los bebés menores de esta edad padece regurgitaciones y, en general, no afecta a la salud del bebé ni a su peso, por lo que no debes preocuparte.
¿Cuáles son sus causas y síntomas?
La inmadurez del sistema digestivo es la principal causa de esta enfermedad en bebés. Su estómago es pequeño para tanta comida y, a veces, no consigue asimilarla por completo. Se debe principalmente a la disfunción del esfínter esofágico, la válvula que controla la circulación de alimentos.
Este problema puede darse solo de vez en cuando, aunque hay bebés que echan un poco de leche después de cada toma. Si se trata solo de reflujo, no irá acompañado de ningún otro síntoma.
Normalmente, el problema cesa después del sexto mes, cuando el bebé comienza a ganar autonomía irguiéndose y sentándose. Si pasados los seis meses sigue presentando episodios continuos episodios de reflujo, lo más recomendable es ir al pediatra e informarle sobre lo sucedido pues si toma leche de fórmula puede ser también una causa según la composición de la leche.
¿Y si mi bebé padece ERGE?
Otra cosa es cuando el bebé vomita con frecuencia afectando a su crecimiento y causándole otros problemas y síntomas; en este caso, es probable que tu bebé padezca reflujo gastroesofágico (ERGE).
Sus principales síntomas son dolor abdominal, tos y arcadas, irritación de garganta, disfagia, llanto e irritabilidad, vómitos, náuseas y dificultades para conciliar el sueño. En otras ocasiones, de forma menos frecuente, pueden padecer de gases y pérdida de peso. A veces, la situación puede complicarse, afectándole al sistema respiratorio. Pero tranquilos, en estos casos vuestro profesional de pediatría y medicina podrá recomendaros medicación u otras alternativas.
La medicación más habitual son bloqueadores H2, que disminuyen la producción de ácido, e inhibidores de la bomba de protones, que reducen la cantidad de ácido que produce el estómago.
En casos graves, si el bebé tiene problemas respiratorios graves o un problema físico, puede ser necesaria la cirugía, pero lo habitual es que este trastorno se pase solo al madurar el aparto digestivo del bebé.
Consejos para aliviar al bebé
Ahora que tenemos unas nociones básicas sobre el reflujo en bebés, debemos tener en cuenta una serie de indicaciones para saber aliviar a nuestro hijo. Estas sencillas pautas os ayudarán en este periodo clave de crianza. ¡Allá vamos!
- Una de las primeras soluciones a tener en cuenta es poner al bebé en posición vertical. Bien podemos sentarle y hacer que eructe lo que ha ingerido, o bien optamos por darle de comer más veces y en menor cantidad, para que lo asimile bien.
- A la hora de la siesta, el bebé debe dormir ligeramente incorporado con una almohada. De esta manera, le facilitamos la digestión.
- Cuando llore, no debemos darle la toma. Lo ideal es que intentemos tranquilizarle primero y posteriormente le damos de comer. Así comerá más tranquilo y le sentará mejor.
- Evita los ambientes con humo ya que pueden empeorar el reflujo.
- A la hora de darle de comer debemos tener en cuenta la posición vertical. Y, sobre todo, que no coma demasiado rápido. Mantén los ritmos de la comida, y que por cada pocas tomas le insistas a echar los gases.
- Si el bebé se alimenta con biberón, es recomendable que utilice uno que favorezca la digestión, como los bibes de Dr. Brown’s. Además de reducir los cólicos, también reducen regurgitaciones y gases
- Si no está alimentado con leche materna, prueba otra leche de fórmula.
Fuentes:
Asociación Española de Pediatría: https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/rge.pdf