La higiene dental de los más pequeños es fundamental para que crezcan fuertes y sanos. Aunque no lo veamos, la dentición decidua aparece en las encías muy temprano –sí, esas famosas molestias que hacen que lloren desde muy pequeños-, por lo que, para crear el hábito, podemos empezar a lavarlos incluso antes de que se manifiesten. ¿Cómo? Con una gasita humedecida con agua o con un cepillo dental de dedo, dos veces al día, al acabar la primera toma del día y justo antes de que intentemos que duerman tras la toma de la noche. Cuando el bebé ya sea un poco mayor, podemos comenzar a cepillarle esos primeros dientes que salgan con un cepillo para niños.
La rutina parece sencilla mientras somos nosotros quienes hacemos esta función de lavado, pero… ¿cómo deben lavarse los dientes cuando ya puedan hacerlo ellos mismos? ¿Qué pasta deberían utilizar? ¿Qué cepillo es el más adecuado?
¿Qué cepillo utilizamos?
Un cepillo de dientes infantil que se adapte, no sólo a las características de los niños, como su fuerza o destreza con el manejo de objetos, sino también a los dientes. Debemos recordar que son de leche y no cuentan con la misma fuerza que los de los adultos.
El cepillo, por tanto, debe ser pequeño, para que quepa en sus manitas, y de pelo suave, para que no se hagan daño. Hay que tener en cuenta que, hasta que no dominen la técnica, pueden estar más expuestos a posibles heridas. Además, si podemos, lo ideal es encontrar un cepillo con un mango gordito, sobre todo por la parte por la que lo cogen, para que puedan manejarlo con seguridad.
Y como añadido, sólo si está a nuestro alcance, podemos tratar de comprar un cepillo que vaya a juego con los gustos de los niños. Elegir un cepillo de dientes con su color favorito (verde, azul, amarillo…) o su temática preferida (coches, princesas, animales…) puede ser una buena forma de motivarlos en esta nueva rutina.
Además, recuerda que el cepillo debe cambiarse cada 2 o 3 meses para evitar que las cerdas estén deformadas y muy separadas, por lo que no cumplirían su función.
¿Con qué pasta acompañamos al cepillo?
Al igual que el cepillo, la pasta de dientes debe ser específica para niños, no vale la que utilizamos los adultos en nuestro día a día. “¿Por qué?”, puede que te preguntes. La respuesta es sencilla: el dentífrico infantil cuenta con ingredientes más suaves y, sobre todo, con nada de flúor; o, al menos, en menos cantidad. Esto es importante, pues, durante los primeros años, hasta que aprenden a lavarse los dientes a la perfección, los niños suelen tragar la pasta con la que se los limpian, y esto puede dar lugar a fluorosis la aparición de manchitas permanentes en los dientes.
Lo importante en un dentífrico infantil, por tanto, es que no incluya fluoruro –por la razón que ya hemos explicado-, que sea segura al tragar, con ingredientes naturales y, por último, pero no menos importante, que tenga un sabor suave. Así, los niños no verán la acción de lavarse los dientes como algo desagradable.
La cantidad de flúor recomendada por los especialistas en odontología es (1):
– de 0 a 2 años una pasta dentífrica con contenido menor a 1.000 ppm de flúor
– de 3 a 6 años de 1.000-1.450 ppm de flúor
– a partir de los 6 años pueden usarse pastas con 1.450 ppm, la misma cantidad que tienen las pastas de los adultos
No obstante, en menores de 2 años, que no saben escupir, es mejor usar un dentífrico sin fluoruro. Y, siempre, echar una cantidad pequeña, similar a un grano de arroz.
Ahora que tenemos lo necesario, ¿cómo lavamos los dientes?
Con las herramientas en las manos, el cepillo en una y el dentífrico en otra, ya estamos preparados para lavarnos los dientes. El proceso es de lo más sencillo, y muy completo, pero vayamos poco a poco para que no nos olvidemos de nada:
- Mojamos el cepillo de dientes con agua y añadimos un poco de pasta. ¡Pero sólo un poco! Bastará con el tamaño de un grano de arroz
- Comenzamos con la parte exterior de los dientes, con movimientos hacia arriba y hacia abajo –nunca en horizontal-. Podemos ir desde el borde de la encía al final del diente, y viceversa, empezando por los dientes del fondo.
- Para la parte interior de la dentadura, realizamos exactamente el mismo proceso que el que hemos descrito en el punto anterior.
- Ahora, vayamos con la superficie de los dientes –la que nos permite masticar- En este caso, sustituimos los movimientos verticales por los horizontales, pero lo hacemos de la misma forma: desde el fondo hacia delante.
- Cuando hayamos acabado, tenemos que cepillar la lengua, desde atrás hacia delante. Es normal que, las primeras veces, sientan ganas de vomitar, pero, ¡no te preocupes! Con el tiempo se acostumbraran
- Como último paso sólo tenemos que enjuagarnos bien la boca, lavar el cepillo de dientes y dejarlo preparado para nuestro siguiente uso.
Recuerda que mientras sea pequeño debes lavarle tú los dientes. Desde los 2 o 3 años puede hacerlo solo, pero siempre bajo tu supervisión, al menos hasta los 6 años.
Además, para mantener una buena higiene bucodental y evitar problemas como la caries es importante lavarse los dientes al menos 2 veces al día, por la mañana y por la noche, evitar los alimentos con mucho azúcar y acudir al dentista a revisión al menos una vez al año.
Fuente:
(1) Flúor y prevención de la caries: cómo aplicarlo y a quién, blog EnFamilia de la AEP. https://enfamilia.aeped.es/prevencion/fluor-previene-caries-como-aplicarlo-quien#:~:text=Ni%C3%B1os%20de%203%20a%206,ahi%20supervisado%20hasta%20la%20adolescencia.