¿Cada cuánto hay que dar de comer a un bebé alimentado con leche de fórmula? ¿Cada 2 o 3 horas? ¿Se deben espaciar más las tomas que si le alimentamos con leche materna?
Alimentación a demanda, siempre
Existen muchos falsos mitos en torno a la alimentación de los lactantes, tanto cuando se habla de alimentación exclusiva con leche materna, como si se trata de lactancia mixta o de alimentación a base de leche de fórmula y biberón.
Por ejemplo, mucha gente cree que la alimentación a demanda es solo para los bebés alimentados al pecho, pero eso es totalmente falso. La alimentación debe ser a demanda del bebé siempre, sea cual sea el tipo de alimentación. Por lo tanto, si le das el biberón de forma exclusiva a tu bebé, debes darle el biberón cuando él lo pida. No es cierto que debas dárselo cada 3 horas o cada 2 horas los primeros meses y luego cada 3 o 4 horas. No, el biberón se debe dar a demanda siempre, lo que implica que debes ofrecérselo cuando tenga hambre.
Tampoco es cierto que los bebés alimentados con leche de fórmula para lactantes hagan menos tomas diarias o aguanten más tiempo entre toma y toma. El número de tomas y la frecuencia depende de cada bebé, de sus necesidades, su hambre, su edad… Por lo tanto, puede haber niños alimentados con lactancia materna que aguanten hasta 3 horas entre toma y toma, y otros alimentados con biberón que pidan comer cada 2 horas.
Así que lo que debes tener en cuenta a la hora de alimentar a tu bebé no es tanto el tipo de alimentación, sino sus necesidades concretas y la señales que te indican que tiene hambre y quiere comer otra vez.
Señales de hambre en los bebés
La señal más reconocible del hambre es el llanto, pero, a menudo, cuando el bebé se pone a llorar ya tiene mucha hambre y puede ponerse nervioso, lo que dificulta su alimentación. Por eso, es conveniente estar atento a otras señales que indican que va teniendo hambre:
- Relamerse los labios
- Sacar la lengua
- Reflejo de búsqueda (mover la mandíbula y la boca o la cabeza en busca del pecho o el biberón)
- Meterse el puño en la boca
- Abrir la boca
- Estar irritable y nervioso
- Succionar y chupar todo lo que pueda
Ante estas señales, debes ofrecer el biberón a tu bebé para que pueda comer si tiene hambre.
Pautas generales de alimentación
Como decíamos, hay que atender a las necesidades concretas de cada bebé y darle de comer a demanda. No obstante, es cierto que existen unos patrones generales de alimentación que suelen repetirse en la mayoría de los bebés y pueden servirte de orientación, aunque la última palabra la tiene el pequeño:
- La mayoría de los recién nacidos comen cada 2 o 3 horas, es decir, entre 8 y 12 veces cada 24 horas.
- Los primeros días apenas si toman unos 10 o 15 ml de leche en cada toma, ya que sus estómagos son muy pequeños. A medida que crecen, van aumentando estas cantidades y, hacia las dos semanas, ya toman cerca de 90 ml en cada toma.
- Aproximadamente a los 2 meses de edad, los bebés por lo general toman unos 150 ml de leche cada 3 o 4 horas.
- A los 4 meses de edad, los bebés por lo general toman entre 175 y 200 ml en cada toma y suelen hacer 5 o 6 tomas.
La mayoría de los bebés aumentarán la cantidad de fórmula que toman en un promedio de 30 ml por mes, pero, como decíamos, esto son generalidades, no valen para todos los bebés, por lo que debes hacer caso a lo que tu bebé te pide.
¿Cómo saber si el bebé se queda satisfecho?
La otra gran preocupación de los padres respecto a la alimentación es cómo saber si el bebé ya está satisfecho o sigue con hambre y hay que ofrecerle más biberón. Respecto a este tema, el bebé también suele ofrecer una serie de señales:
- Al acabar el biberón, está tranquilo y calmado, incluso se queda dormido.
- Si le acercas el biberón para comer más, lo rechaza y gira la cabeza.
- Moja entre 8 y 12 pañales al día.
- Crece y engorda adecuadamente, siguiendo su curva de crecimiento.
¿Y si le estoy llenado demasiado?
Cuando el bebé se alimenta de leche materna no es posible saber la cantidad de leche que ha ingerido, por lo que los padres se guían por las señales antes indicadas para saber si come lo adecuado o no. Pero, al dar biberón, sí sabemos cuántos ml ha tomado y, si nos parece poco, podemos insistir para que coma más, aunque el peque ya no tenga hambre.
Para evitar llenar al bebé y que coma en exceso o acabe regurgitando la leche que le sobra, de nuevo hay que hacer caso a sus señales y parar en cuanto cierre la boca y muestre que no quiere más, aunque haya comido poco. En unas tomas tienen más hambre y en otras menos, no hay que preocuparse y hay que dejar que él marque las cantidades (siempre que no tenga un problema de salud o peso indicado por el profesional de pediatría).
Además, es cierto que, a veces, al alimentarse con biberón ingieren más cantidad de leche de la que realmente necesitan ya que beber de un biberón requiere menos esfuerzo que alimentarse a pecho.
Si esto ocurre, puede luego tener dolor de estómago, gases, regurgitar o vomitar y, además, aumenta el riesgo de sufrir de obesidad en el futuro.
Para evitarlo, además de darle la cantidad que él pida, es conveniente ofrecerle el biberón de manera similar al pecho y con tetinas de flujo lento para que sea el bebé el que regule la succión y la cantidad de leche que ingiere. Y nunca obligarle a comer si no quiere más.
Fuente:
Ajram, Dr. Jamil, Tarés, Dra. Rosa María (2005), El primer año de tu hijo, Barcelona, Ed. Planeta.
Guía de Lactancia Artificial de la Comunidad de Madrid: https://www.comunidad.madrid/hospital/infantaleonor/file/3823/download?token=qacSlr9T