¿Estás en la recta final del embarazo? ¿Sabes cómo debes preparar la casa para que sea acogedora y tenga todo lo que necesita el peque? ¡Te lo contamos!
Lo primero: todo limpio y ordenado
El sistema inmunológico del bebé aún no está desarrollado del todo, así que es importante mantener la casa lo más limpia y ordenada posible. Sin embargo, tampoco es necesario exagerar y darse una paliza, sobre todo en tu estado. Pide ayuda a tu pareja o familiares para hacer las labores de limpieza más pesadas y evita coger pesos, subir escaleras o cualquier actividad que puede ser peligrosa para ti o el bebé.
Presta especial atención al polvo y ácaros que puede haber en alfombras, cortinas o rincones para evitar alergias o infecciones a causa de los gérmenes que se esconden en cortinas, alfombras, mantas, etc.
Lava toda su ropita antes de usarla con un jabón especial para bebés que sea hipoalergénico y no le cause irritaciones en su delicada piel.
También debes tener todo ordenado, tanto vuestras cosas como las del peque. Su ropita, su cunita, sus productos de higiene y todo lo que vayáis a necesitar en sus primeras semanas de vida debe estar ya colocado y en su sitio porque el bebé puede llegar en cualquier momento.
Y dona, recicla o tira todo aquello que ya no vayas a necesitar y quite espacio para las nuevas cositas que necesitas para el bebé.
En estas últimas semanas de embarazo muchas mujeres padecen lo que se conoce como “Síndrome de Nido Limpio” que no es más que obsesión por tenerlo todo limpio y ordenado cuando llegue el peque. Como decíamos, efectivamente es algo conveniente, pero siempre que no se convierta en una obsesión ni te ponga en peligro.
Cuidado con los peligros de la casa
Antes de que llegue tu hijo debes prestar especial atención a todo aquello que tengas en casa que pueda resultar peligroso para él, como muebles que puedan moverse, cuadros que no estén bien sujetos, objetos punzantes, bordes y esquinas, medicamentos y productos de limpieza, enchufes, puertas y ventanas, escaleras…
Debes prestar especial atención a todo lo que esté clavado en las paredes al alcance de la mano del niño: un cuadro, un plato colgado o un espejo que puedan caerse sobre su cabeza. Cuidado también con las lámparas de pie, los adornos de cerámica o cualquier elemento que se encuentre en el suelo y pueda caerse sobre el bebé.
Los productos de limpieza y medicamentos deben estar bajo llave y en un altillo. Y procura tapar todos los enchufes y las esquinas para evitar accidentes.
Es cierto que, durante los primeros meses el bebé no se mueve solo ni tiene autonomía, pero el tiempo pasa más rápido de lo que crees y pronto estará gateando, así que cuanto antes tu casa sea segura, mejor.
Prepara su habitación con amor
La habitación del bebé debe ser un lugar cómodo y seguro donde puedas cambiar al peque, dormirlo y jugar con él.
Piensa en los muebles que realmente necesitas y busca aquellos que sean multifuncionales, como un cambiador-cómoda. Necesitarás mucho sitio para guardar todo, así que deberás contar con armarios, cajones, baldas, etc.
Decóralo con los colores que más te gusten, pero siempre evitando aquellos más chillones o fuertes. Para los bebés son mejores los colores cálidos y suaves.
Lo mejor es la luz natural, pero, si no es posible, instala varias lámparas que den una luz acogedora. Y las cortinas pueden ayudarte a dejar pasar más o menos luz por las ventanas.
Es muy importante que no haga mucho calor en verano ni mucho frío en invierno. Para lograrlo, las ventanas deben ser dobles o de climalit para que no se escape el calor por ellas. Y en verano, puede ser necesario poner un toldo para que el sol no dé directamente.
¿Y las mascotas?
Si tienes mascotas en casa, sobre todo gatos o perros, puedes estar preocupado por cómo aceptarán al bebé y si habrá celos o algún problema entre ellos.
Las mascotas son muy beneficiosas para los niños y les ayudan a ser más responsables, empáticos, amables… lo único que hay que hacer es tener en cuenta unos cuantos consejos como ir haciendo una adaptación gradual y colocando las cosas del bebé poco a poco para que la mascota se vaya haciendo a su presencia.
Empieza a utilizar jabones o colonias de bebé. El olor es nuevo para la mascota, pero cuando llegue el bebé ya estará habituado si lo has ido usando tú. Ponle grabaciones de bebés llorando a bajo volumen para que se haga a ese sonido. Cuando nazca el peque, lleva alguna prenda suya a casa antes de os den el alta para que se haga a su olor propio. Y cuando lleguéis a casa, deja que lo olisquee y observe con cuidado, pero no los dejes nunca solos hasta que no pasen una semanas y la mascota se haya habituado al bebé. Luego será su mejor guardián.
Fuente:
Stoppard, Dra. Miriam (2006), Padres primerizos, Barcelona, Pearson.