El frenillo lingual corto es un problema relacionado con el frenillo de la lengua que, en muchas ocasiones, imposibilita la lactancia materna y hablar correctamente, por lo que hay que valorar este problema siempre que aparece y buscar la mejor solución cuanto antes.
¿Qué es el frenillo lingual y qué problemas causa?
El frenillo es una pequeña banda de tejido que conecta la lengua con la parte inferior de la boca cuya función principal es “frenar” (hasta cierto límite) el movimiento de la lengua y unir las partes móviles de nuestra boca, los labios y la lengua, al maxilar y el suelo del paladar.
El frenillo lingual corto, también llamado anquiloglosia, es una condición en la que el frenillo lingual es más corto o grueso de lo normal, así como poco elástico. Esto limita la movilidad de la lengua y puede causar dificultades para realizar ciertos movimientos con ella, lo que tiene diversas consecuencias:
– Problemas para mamar: puede producir problemas para mamar bien porque el bebé no pueda engancharse correctamente al pecho, porque se suelte fácilmente del mismo, porque haga un chasquido al mamar o porque haga tomas demasiado largas porque le cuesta extraer la leche. Todo esto puede causar grietas y dolor en los pezones, lo que dificulta aún más la lactancia materna.
– Problemas de pronunciación al empezar a hablar, afectando la capacidad de articular ciertos sonidos (como t, d, z, s, n r, l).
– Problemas dentales o de higiene oral, ya que la lengua no puede moverse adecuadamente para limpiar los dientes o encías.
– Dificultad para realizar ciertas actividades como tocar instrumentos de viento.
– Dificultades para masticar o tragar en casos más graves.
– También puede favorecer la respiración oral.
Es un problema más habitual en los niños que en las niñas, sobre todo si hay antecedentes familiares de anquiloglosia.
Tipos de frenillo lingual
1- Frenillo lingual anterior, o clásico, (tipo I): es el tipo más común de frenillo corto, en el que el tejido se adhiere cerca de la punta de la lengua, lo que limita los movimientos hacia arriba y adelante. Es más fácil de detectar porque puede verse visualmente cuando la persona levanta la lengua (se nota que es muy corto y la lengua apenas sobresale de la boca por mucho que el pequeño la quiera sacar, adoptando una forma de corazón).
2- Frenillo lingual posterior (tipo II): el frenillo es más grueso o tenso y se encuentra más cerca de la base de la lengua, en la parte posterior. Aunque limita el movimiento de la lengua, es menos evidente visualmente y puede ser más difícil de diagnosticar. Sin embargo, puede tener efectos significativos en la función de la lengua.
3- Frenillo lingual tipo III: es poco visible, se puede observar una delgada membrana unida a la base de la lengua y esta se pliega en el centro dificultando que pueda tocar el paladar.
4- Frenillo submucoso (tipo IV): está cubierto por una capa de mucosa, lo que lo hace menos visible. Aunque puede no ser evidente a simple vista, puede afectar la movilidad de la lengua de manera similar a los otros tipos. Suele diagnosticarse al realizar una revisión médica.
Además de su ubicación, el frenillo lingual también puede clasificarse por el grado de severidad, lo cual afecta el tratamiento necesario:
– Grado leve: apenas afecta al movimiento de la lengua y no suele interferir con actividades como la alimentación o el habla, por lo que no requiere tratamiento.
– Grado moderado: la movilidad de la lengua está más restringida y puede causar dificultades en el habla, la lactancia y la higiene oral. En este caso, puede bastar con modificaciones en la postura al dar el pecho o logopeda al empezar a hablar.
– Grado severo: la lengua tiene una movilidad muy limitada, lo que afecta significativamente funciones como el habla, la deglución y la lactancia y es necesario operar.
¿Cómo se soluciona el frenillo lingual corto?
En algunos casos, si el frenillo lingual no afecta significativamente la lactancia, el habla o la alimentación, se puede optar por no hacer ningún tratamiento inmediato, ya que algunos niños logran adaptarse con el tiempo. La lengua crece y se vuelve un poco más elástica con el tiempo, lo que permite que el pequeño no tenga ningún problema relacionado con el frenillo lingual.
Si el bebé tiene dificultades con la lactancia, es útil contactar a un asesor de lactancia quien te ayudará a buscar las mejores posturas para que el agarre sea correcto. Algunas de las más aconsejadas en estos casos son:
- Postura de crianza biológica (reclinado o semi-reclinado): la madre está ligeramente reclinada hacia atrás, con el bebé colocado sobre su pecho o vientre. El bebé usa la gravedad para ayudarse a adherirse al pecho de manera más natural, lo que puede permitir una mejor colocación de la lengua. Esta postura promueve un contacto piel con piel y ayuda a que el bebé se acomode de manera instintiva, facilitando el agarre.
- Postura de rugby o balón de fútbol americano: el bebé se coloca debajo del brazo de la madre, a un lado de su cuerpo, con los pies apuntando hacia la espalda de la madre y la cabeza cerca del pecho. Esta posición permite un mejor control de la cabeza del bebé y facilita un agarre más profundo, lo que puede ser beneficioso para un bebé con frenillo corto, ya que favorece una succión más efectiva.
- 3. Postura de cuna cruzada: la madre sostiene al bebé con el brazo opuesto al pecho que está amamantando. Esta postura permite a la madre usar la mano libre para guiar la cabeza del bebé hacia el pecho y ayudarlo a conseguir un buen agarre. En esta posición, la madre tiene más control para corregir el agarre y asegurarse de que el bebé tenga suficiente acceso al pecho.
- Postura de caballito o sentada: el bebé está sentado frente a la madre, en posición vertical, con su cabeza alineada con el pecho. Esta posición es útil si el bebé tiene un frenillo lingual corto porque le permite usar la gravedad para acercarse mejor al pezón y obtener un agarre más profundo.
Las posturas de crianza biológica y rugby suelen ser las más recomendadas para bebés con frenillo lingual corto, ya que permiten un mayor control del agarre y favorecen una succión más eficiente.
Además de buscar la mejor postura según cada caso, es necesario asegurarse de que el bebé tenga un buen agarre, con el pezón y parte de la areola en su boca, para que pueda usar la lengua de la mejor manera posible.
Al crecer, si el niño tiene problemas de habla, se puede recurrir a un terapeuta del habla o logopeda para ayudarlo a pronunciar correctamente todos los fonemas.
En casos más graves en los que el bebé es incapaz de mamar correctamente e incluso de alimentarse de biberón, es necesario recurrir a la cirugía. Existen 2 procedimientos:
– La frenulotomía o frenectomía, que consiste en cortar el frenillo con un bisturí o con láser. Esto es más común en bebés y niños pequeños y generalmente se realiza en una consulta médica sin anestesia o con anestesia local.
– La frenuloplastia: técnica quirúrgica más compleja que realiza una correcta liberación del anclaje de la lengua, pero requiere sedación y puntos.
En el caso de la frenotomía, la recuperación es rápida, y el niño suele mejorar su función oral casi de inmediato. En el caso de la frenuloplastia puede ser necesario igualmente recurrir a un especialista en logopedia.
Fuentes:
Blog EnFamilia de la Asociación Española de Pediatría: https://enfamilia.aeped.es/edades-etapas/anquiloglosia-lengua-anclada