Son muchos los estudios que han demostrado que el estrés crónico tiene un impacto muy negativo en la salud del feto y en el desarrollo de la gestación. Por eso, debes evitar estar muy estresada en estos meses. Descubre cómo.
Consecuencias negativas del estrés en el embarazo
Sus efectos pueden variar dependiendo de la intensidad, duración y el tipo de estrés experimentado.
1.Efectos en la madre
– Aumento del riesgo de complicaciones: el estrés crónico puede contribuir a problemas como la preeclampsia, la hipertensión gestacional y la diabetes gestacional.
– Mayor riesgo de parto prematuro: el estrés severo puede inducir la producción de hormonas como el cortisol y la epinefrina, que podrían desencadenar el trabajo de parto antes de tiempo.
– Problemas de salud mental: puede incrementar la ansiedad y la depresión materna, lo que afecta la calidad de vida y la capacidad para afrontar el embarazo.
– Alteraciones en el sistema inmunológico: puede reducir la respuesta inmunológica, aumentando la susceptibilidad a infecciones y enfermedades maternas durante estos meses.
– Cambios en el comportamiento materno: algunas mujeres pueden recurrir a hábitos poco saludables, como fumar, beber alcohol o descuidar la alimentación a causa del estrés, lo que afecta al desarrollo fetal.
– Cambios en la microbiota materna: el estrés puede causar cambios en la microbiota vaginal de la embarazada, alterando el equilibrio de las bacterias buenas y malas, lo que a su vez influye en la microbiota intestinal de los bebés y en el desarrollo de su cerebro ya que los recién nacidos entran en contacto con la microbiota vaginal materna al salir por el canal de parto.
2.Efectos en el bebé
– Alteraciones en el desarrollo cerebral: la exposición prolongada al cortisol puede afectar la formación del cerebro del feto, lo que podría influir en la memoria, la capacidad de aprendizaje y el manejo del estrés en la infancia.
– Mayor riesgo de bajo peso al nacer: el estrés crónico puede restringir el crecimiento intrauterino, lo que lleva a bebés con menor peso al nacer y mayor vulnerabilidad a problemas de salud. Los cambios en el desarrollo pueden ser graves y provocar una restricción clínica del crecimiento intrauterino (CIR) con alteración del peso y las proporciones del feto en su conjunto. O pueden ser más sutiles y afectar sólo a órganos, tejidos o poblaciones de células específicas.
– Problemas en la placenta: a menudo el estrés causa alteraciones en la morfología y estructura de la placenta. A su vez, esto influye directamente en el suministro de nutrientes específicos y factores y hormonas reguladoras del crecimiento al feto.
– Mayor riesgo de trastornos emocionales y conductuales: estudios han relacionado el estrés prenatal con mayor riesgo de ansiedad, déficit de atención e hiperactividad en la infancia.
– Posible predisposición a enfermedades metabólicas: el estrés materno puede influir en la programación metabólica del bebé, aumentando el riesgo de obesidad y diabetes en la vida adulta.
– Aceleramiento del envejecimiento: un estudio mostró que el estrés materno durante el embarazo se asocia con telómeros más cortos en los recién nacidos, pero no en la madre. Los telómeros más cortos influyen en la esperanza de vida de la persona.
– Parto prematuro: todos los problemas antes indicados pueden adelantar el parto.
No obstante, hay que tener en cuenta que estas consecuencias dependen del la intensidad y duración del estrés. No pasa nada por estar un poco más estresada algún día, los problemas aparecen cuando este estrés se vuelve crónico y es muy intenso.
También influye en las consecuencias cuándo se produce este estrés. Si tiene lugar en el último trimestre del embarazo, afecta al crecimiento del feto. Si se produce en el primer trimestre, el feto se “reprograma” porque intuye que algo malo puede ocurrir, lo que puede acelerar el proceso de crecimiento y maduración del feto, con consecuencias, por ejemplo, como una menarquia más temprana.
¿Por qué el estrés materno afecta al desarrollo del feto?
La causa se encuentra en las hormonas que altera el estrés materno crónico. Así, cuando la madre experimenta estrés, su cuerpo libera cortisol, adrenalina y noradrenalina, hormonas que activan la respuesta de «lucha o huida». Estas hormonas pueden atravesar la placenta y provocar alteraciones en el desarrollo cerebral, mayor sensibilidad al estrés en la infancia y la adultez.
Por ejemplo, un exceso de cortisol puede afectar la formación de estructuras cerebrales del bebé, como el hipocampo (memoria y aprendizaje) y la amígdala (emociones y respuesta al estrés).
El estrés crónico también provoca vasoconstricción (estrechamiento de los vasos sanguíneos), lo que puede reducir la cantidad de oxígeno y nutrientes que llegan al feto, causando CIR y mayor riesgo de parto prematuro.
¿Cómo manejar el estrés en el embarazo?
Para reducir el impacto del estrés durante el embarazo, se recomienda:
- Técnicas de relajación: yoga, meditación y ejercicios de respiración pueden ayudar a disminuir la ansiedad.
- Apoyo social: contar con el apoyo de la pareja, familia y amigos es clave para sobrellevar el estrés. Habla con tu pareja y tus familiares para explicarles cómo te encuentras y que te ayuden con las tareas y obligaciones para no sentirte tan estresada.
- Ejercicio moderado: caminar, nadar o hacer ejercicios adecuados al embarazo ayudan a liberar endorfinas y mejorar el bienestar.
- Alimentación saludable: una dieta equilibrada fortalece el sistema inmunológico y mejora el estado de ánimo. Evita el exceso de cafeína y opta por comidas ricas en vitaminas y minerales.
- Terapia psicológica: en casos de estrés intenso, acudir a un profesional de psicología puede ser de gran ayuda.
- Planificación: preparar y planificar con anticipación aspectos relacionados con el parto y la llegada del bebé puede reducir la ansiedad. Habla con tu ginecólogo de todas tus dudas y acude a clases de preparación al parto para que el desconocimiento no aumente tu miedo y estrés.
- Descanso: dormir adecuadamente y las horas suficientes ayuda a reducir el estrés y estar más calmada.
Fuentes:
Leppert B, Junge KM, Röder S, Borte M, Stangl GI, Wright RJ, Hilbert A, Lehmann I, Trump S.: Early maternal perceived stress and children’s BMI: longitudinal impact and influencing factors. BMC Public Health. 2018 Oct 30; 18(1):1211. doi: 10.1186/s12889-018-6110-5.
Abigail L. Fowden, Stress during pregnancy and its life-long consequences for the infant. The Journal of Physiology. https://doi.org/10.1113/JP274444
Send, T., Gilles, M., Codd, V. et al. Telomere Length in Newborns is Related to Maternal Stress During Pregnancy. Neuropsychopharmacol 42, 2407–2413 (2017). https://doi.org/10.1038/npp.2017.73