La estimulación acuática ofrece muchos beneficios al desarrollo físico, mental y emocional de los bebés. Desde los 4 meses aproximadamente, puedes comenzar con clases de matronatación para estimular a tu bebé también en el agua.
Beneficios de la estimulación acuática para los bebés
- Favorece el vínculo de apego con mamá y/o papá. Como decíamos, la estimulación en el agua con bebés implica que uno de los dos progenitores se mete en la piscina con el peque, por lo que ese momento tan especial juntos ayuda a crear y fortalecer los vínculos entre ambos.
- Favorece el desarrollo de los 5 sentidos. Dentro del agua el bebé estimula su tacto, oído, gusto, vista y olfato… Todo un mundo de sensaciones que le ayudan a comprender mejor su medio ambiente.
- Favorece la relajación. La estimulación acuática ayuda a calmar y tranquilizar al bebé, lo que mejora el sueño.
- Mejora el apetito. Hacer ejercicios en el agua y moverse en este medio abre el apetito y ayuda a la alimentación del bebé.
- Estimula la conciencia espacial. La estimulación acuática ayuda a desarrolla conceptos como “arriba”, “abajo”, “delante”, “detrás”, etc.
- Favorece la motricidad y los movimientos del niño, ayudando a lograr hitos como el gateo. En el agua el cuerpo pesa hasta un 90% menos, lo que permite realizar movimientos que no puede hacer fuera del agua.
- Mejora el conocimiento del bebé de su propio cuerpo.
- Favorece la autonomía y la independencia del niño.
- Favorece el desarrollo psicológico y emocional del bebé. Desarrolla y consolida la personalidad del niño.
- Aumenta la capacidad del niño de afrontar riesgos y aceptar el fracaso.
- Mejora la comunicación del niño con los demás.
- Fortalece su sistema inmunológico, evitando el desarrollo de infecciones y enfermedades y mejorando su salud general.
- Aumenta su coeficiente intelectual.
- Fortalece su sistema cardiorespiratorio y ayuda a la expulsión de mucosidad.
- Evita el miedo posterior al agua y favorece que aprenda a nadar desde los 3 o 4 años.
- Fortalece los músculos y favorece la coordinación y el equilibrio.
¿A qué edad empezar con la estimulación en el agua?
Aunque te parezca pronto, los bebés puede comenzar su estimulación acuática en una piscina desde los 4 meses. No se aconseja empezar antes ya que su sistema inmunitario aún es muy inmaduro y aumenta el riesgo de infecciones o problemas.
Pasada esta edad, puedes comenzar en cualquier momento con las clases de matronatación, pero siempre eligiendo una piscina especial para bebés que cumpla una serie de características.
Por otra parte, es conveniente empezar antes de los 9 meses ya que a esta edad se pierde el reflejo “corte glótico” o reflejo de apnea, un reflejo primario que presenta el bebé desde el embarazo y que le permite cerrar la glotis cuando está en un medio acuático para que no le entre aire. Si el bebé practica en el agua la inmersión desde pequeño, no perderá este reflejo y podrá moverse mejor en el agua.
¿Cómo debe ser la piscina para un bebé?
La piscina en la que te metas con tu bebé debe ser diferente de la piscina de los adultos ya que debe cumplir una serie de condiciones para evitar problemas y riesgos con el peque.
- La temperatura del agua debe estar más caliente, a unos 32º C.
- Si es una piscina de cloro, la concentración de esta sustancia debe ser menor para evitar irritaciones en su piel, mucho más delicada, y en sus ojos ya que no puedes usar gafas de buceo en un bebé pequeño. Y si puede ser una piscina tratada con sal, mejor.
- Elige un lugar especializado en matronatación con personal cualificado que os ayude.
- Los vestuarios deben estar calentitos y cerca de la piscina para evitar que coja frío al entrar o salir del agua.
Ejercicios de estimulación en el agua para bebés
- Antes de sumergir al bebé en el agua, cógelo por las axilas, cuenta hasta tres y sóplale en la carita para que cierre la glotis. Luego, sumérgelo.
- Coloca algún juguete sumergido en el agua (si está a poca profundidad la piscina) e intenta que el bebé lo coja haciendo pequeñas inmersiones.
- Sujétalo por el tronco y deja que mueva las piernas como si andara.
- Sentado en el borde de la piscina, deja que chapotee y salpique.
- Sentado en el borde, déjalo lanzarse al agua como si fuera un tobogán (con cuidado de que no meta la cabeza).
- Colócale un churro o un flotador especial para bebés para que se mueva con más autonomía e intenta que se desplace por el agua hacia ti.
Consejos para una estimulación adecuada
- Elige un momento del día en el que el bebé no tenga sueño ni hambre. Debe estar tranquilo y con ganas de juego.
- Las actividades deben ser divertidas y hay que enfocar la estimulación como un juego.
- Nunca debes forzar al bebé ni obligarle a hacer algo que no quiera.
- En cuanto lo notes cansado, para, aunque no se haya acabado el tiempo.
Fuente:
Doman, Douglas, (2011), Cómo enseñar a nadar a tu bebé (Tu hijo y tú), Ed. Edaf.