La preeclampsia es una enfermedad propia del embarazo que pone en riesgo la vida del bebé y de la mamá si no se detecta y trata a tiempo. Por eso, debes conocer sus síntomas y saber qué debes hacer por si se presenta en tu embarazo.
Síntomas de la preeclampsia que no debes ignorar
La preeclampsia, también conocida como toxemia del embarazo, es una complicación médica grave que puede ocurrir durante el embarazo (sucede en un 5% de los embarazos). Se caracteriza por el aumento repentino de la presión arterial y la presencia de proteínas en la orina después de las 20 semanas de gestación.
Si no se trata, puede causar complicaciones graves tanto al bebé como a la madre, por eso es fundamental que conozcas sus síntomas y, ante el primer signo de ellos, acudas a urgencias:
– Presión arterial alta (hipertensión)
– Presencia de proteínas en la orina (proteinuria)
– Hinchazón repentina de manos, cara o pies (edema)
– Dolor de cabeza intenso y persistente
– Cambios en la visión, como visión borrosa o sensibilidad a la luz
– Dolor en la parte superior del abdomen, generalmente debajo de las costillas del lado derecho
– Náuseas o vómitos
– Niveles más bajos de plaquetas en la sangre (trombocitopenia)
– Aumento de las enzimas hepáticas, que indican problemas en el hígado
– Falta de aire, debido a la presencia de líquido en los pulmones
– Aumento súbito de peso
Causas y factores de riesgo de la preeclampsia
Las causas exactas de la preeclampsia aún no están completamente claras, pero se cree que involucran una combinación de factores genéticos, ambientales y vasculares. La preeclampsia se caracteriza por una disfunción de los vasos sanguíneos que irrigan la placenta y una respuesta inadecuada del sistema inmunitario de la madre al embarazo. En las primeras semanas se forman nuevos vasos sanguíneos para suministrar nutrientes y oxígeno a la placenta, pero si no se desarrollan correctamente, pueden causar estos problemas.
Algunos de los factores de riesgo de la preeclampsia incluyen:
– Primer embarazo: las mujeres que están embarazadas por primera vez tienen un mayor riesgo de desarrollar preeclampsia.
– Antecedentes familiares: si una mujer tiene una historia familiar de preeclampsia, especialmente en sus madres o hermanas, su riesgo de desarrollar la afección puede aumentar.
– Enfermedades crónicas: las mujeres con ciertas condiciones médicas preexistentes, como hipertensión arterial, diabetes, enfermedad renal o enfermedades autoinmunitarias, tienen un mayor riesgo de preeclampsia.
– Obesidad: las mujeres con sobrepeso u obesidad tienen un riesgo aumentado de desarrollar preeclampsia durante el embarazo.
– Edad materna: las mujeres menores de 20 años o mayores de 40 años tienen un mayor riesgo de preeclampsia.
– Embarazos múltiples: las mujeres embarazadas de más de un bebé tienen un mayor riesgo de preeclampsia en comparación con embarazos únicos.
– Historial previo de preeclampsia: si una mujer ha tenido preeclampsia en embarazos anteriores, tiene un mayor riesgo de desarrollarla en futuros embarazos.
– Historial de enfermedades vasculares: las mujeres con antecedentes de enfermedades cardiovasculares o enfermedades vasculares también pueden estar en mayor riesgo de preeclampsia.
– Inmunidad materna: la respuesta inmunitaria de la madre al feto puede desempeñar un papel en el desarrollo de la preeclampsia.
– Segundo embarazo tardío: si han pasado más de 10 años desde el primer embarazo, también hay más riesgo.
– Factores de estilo de vida: fumar, el consumo excesivo de alcohol y una dieta poco saludable pueden aumentar el riesgo de preeclampsia.
Complicaciones asociadas para la preeclampasia
- Complicaciones para la madre:
– Eclampsia: la preeclampsia puede evolucionar a eclampsia, una condición que se caracteriza por convulsiones en la madre que pueden ser graves y poner en peligro la vida tanto de la madre como del bebé.
– Daño a órganos: al afectar a los vasos sanguíneos puede causar daño a órganos vitales como los riñones, el hígado o el corazón. En casos graves, esto puede llevar a insuficiencia renal, disfunción hepática o insuficiencia cardíaca.
– Síndrome HELLP: esta es una complicación grave que a veces ocurre junto con la preeclampsia. HELLP es un acrónimo que representa: Hemólisis (destrucción de glóbulos rojos), Elevación de Enzimas hepáticas y Bajo conteo de Plaquetas. Es una condición que afecta la función del hígado y los glóbulos rojos en la sangre y puede ser potencialmente mortal.
– Deterioro de la función cerebral: la preeclampsia grave puede afectar el cerebro y causar síntomas como confusión, visión borrosa, dolores de cabeza intensos y cambios en la conciencia.
– Desprendimiento de placenta: la preeclampsia aumenta el riesgo de desprendimiento prematuro de la placenta, lo que puede ser peligroso tanto para la madre como para el bebé.
– Coágulos sanguíneos: las mujeres con preeclampsia tienen un mayor riesgo de desarrollar coágulos sanguíneos, lo que puede llevar a complicaciones como trombosis venosa profunda o embolia pulmonar.
- Complicaciones para el bebé:
– Restricción del crecimiento intrauterino (CIR): al afectar al flujo sanguíneo a la placenta, restringe la llegada de alimento y oxígeno al feto, lo que puede afectar al crecimiento y desarrollo del bebé, incluso poner en riesgo su vida.
– Parto prematuro: en algunos casos, para proteger la salud de la madre y el bebé, el único tratamiento posible es inducir el parto, aunque no se haya llegado a la semana 37, lo que implica las complicaciones propias de un parto prematuro (más graves cuanto menos semanas de gestación hayan pasado).
– Daño cerebral o muerte fetal: en casos severos de preeclampsia, el flujo sanguíneo inadecuado a la placenta puede llevar a la falta de oxígeno y nutrientes para el bebé, lo que puede resultar en daño cerebral o incluso la muerte fetal.
Diagnóstico y tratamiento de la preeclampsia
El diagnóstico se hace mediante los signos clínicos y una serie de pruebas como medir la tensión arterial de la madre (debe tener una presión arterial sistólica de 160 mmHg o más, o presión arterial diastólica de 110 mmHg o más en dos ocasiones con una diferencia de al menos 6 horas entre una y otra), o hacer un análisis de orina para detectar la presencia de proteínas en la muestra.
No existe un tratamiento como tal para la preeclampsia, pero se pueden adoptar diferentes medidas según la salud de la madre y del feto, las semanas de gestación, las complicaciones que se estén produciendo…
Lo más importante es realizar un seguimiento prenatal regular y cuidadoso. Esto implica visitas frecuentes al médico para controlar la presión arterial, evaluar la función renal y hepática, y asegurarse de que tanto la madre como el bebé estén bien.
En casos leves, el reposo en cama y la reducción de la actividad física pueden ser suficientes para evitar las complicaciones y permitir que el embarazo siga su curso para evitar un parto prematuro.
En casos moderados a severos de preeclampsia, se pueden prescribir medicamentos para reducir la presión arterial y controlarla dentro de niveles seguros.
Si nada funciona y es necesario adelantar el parto porque la vida de ambos está en peligro, se pueden administrar corticosteroides para mejorar la maduración de los pulmones del bebé y reducir el riesgo de complicaciones respiratorias al nacer.
El parto es el único tratamiento definitivo. Una vez la madre dé a luz, la preeclampsia desaparecerá y con ella sus riesgos.
En casos graves de preeclampsia o eclampsia, la madre puede requerir hospitalización para una supervisión y tratamiento más intensivos.
Prevención de la preeclampsia: Recomendaciones
La preeclampsia no se puede prevenir completamente, pero sí hay algunas recomendaciones que pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar preeclampsia o disminuir su gravedad:
- Control prenatal regular: un cuidado prenatal adecuado es fundamental para detectar y monitorear cualquier signo temprano de preeclampsia. Debes acudir a todas las revisiones médicas y asegurarte de que en todas ellas te toman la tensión arterial.
- Dieta equilibrada: mantén una dieta saludable y equilibrada rica en frutas, verduras, granos integrales y proteínas magras. Evita el exceso de sal, los alimentos con cafeína y alimentos procesados. Bebe mucha agua.
- Controlar el peso: mantén un peso adecuado antes y durante el embarazo. La obesidad aumenta el riesgo de preeclampsia, así que es conveniente perder peso antes de quedarte embarazada y evitar las ganancias excesivas de peso durante la gestación con una dieta sana y ejercicio físico adecuado.
- Evitar el tabaco y el alcohol: no fumar y evitar el consumo de alcohol durante el embarazo es esencial para la salud de la madre y el bebé.
- Descanso adecuado: duerme lo suficiente y descansa adecuadamente para reducir el estrés y promover una buena salud durante el embarazo.
- Controlar condiciones médicas preexistentes: si tienes alguna enfermedad crónica, como hipertensión arterial o diabetes, es esencial mantenerla bajo control durante el embarazo. Hazte revisiones periódicas para ver si es necesario ajustar la dosis en estos meses.
Fuentes:
American College of Obstetricians and Gynecologists; Task Force on Hypertension in Pregnancy. Hypertension in pregnancy. Report of the American College of Obstetricians and Gynecologists’ Task Force on Hypertension in Pregnancy. Obstet Gynecol. 2013;122(5):1122-31. PMID: 24150027 www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24150027.
Sibai BM. Preeclampsia and hypertensive disorders. Landon MB, Galan HL, Jauniaux ERM, et al, eds. Gabbe’s Obstetrics: Normal and Problem Pregnancies. 7th ed. Philadelphia, PA: Elsevier; 2021:chap 38.