El contacto piel con piel con la mamá nada más nacer y con ambos progenitores en los primeros días de vida ofrece muchos beneficios al peque y favorece la lactancia materna y su adaptación al mundo. Por eso, hay que llevarlo a cabo en cuanto el bebé haya nacido, siempre que sea posible.
Los beneficios del contacto piel con piel
– Ayuda a que el neonato llore menos y esté más tranquilo y relajado.
– Estimula la secreción de hormonas como la oxitocina, que favorece el establecimiento del vínculo y la producción de leche materna, así como la involución del útero, disminuyendo el riesgo de hemorragia posparto.
– Estabiliza la temperatura, la respiración y el ritmo cardiaco del peque nada más nacer, ayudándole a adaptarse mejor a la vida extrauterina.
– Favorece el correcto agarre en la lactancia materna y que el calostro fluya más fácilmente.
– Fortalece el sistema inmunitario del bebé, evitando que contraiga muchas infecciones y enfermedades, al beneficiarse de las bacterias que tiene la piel de la madre.
– Reduce la posibilidad de sufrir depresión posparto tras el parto y el dolor.
– En los partos por cesárea, ayuda a reducir el miedo y el estrés en la madre causado por la intervención.
– Fomenta la conexión y el vínculo emocional con el peque. En un estudio sobre el tema, se encontró que las madres que realizaban contacto piel con piel mostraron una mayor afectividad positiva, toque y adaptación a las señales de sus hijos.
– Ayuda a tu bebé a aumentar de peso.
– Ayuda a que el bebé mejore sus habilidades cognitivas.
– Reduce el dolor al hacer pruebas como la del talón o vacunarle.
– Contribuye a una mejor oxigenación y a niveles más estables de glucosa en el bebé.
– En bebés de partos prematuros, reduce los niveles de cortisol y los días de hospitalización. Es el llamado “método canguro”.
¿Cómo y cuándo empezar el contacto piel con piel?
El contacto piel con piel debe iniciarse lo antes posible, idealmente en la primera hora de vida del bebé, conocida como “la hora sagrada”, justo después del nacimiento. En el caso de un parto vaginal sin complicaciones, el bebé se puede colocar sobre el pecho de la madre inmediatamente después del parto, antes de realizar cualquier otro procedimiento, como el pesaje. De hecho, todas las pruebas que se puedan hacer con el bebé encima de su madre, como ponerle la pomada en los ojos, se deben hacer así para no separarlos si no es necesario.
Si el parto fue por cesárea, se recomienda que el contacto piel con piel se inicie tan pronto como sea posible, una vez que la madre esté estable y consciente. En algunas cesáreas planificadas, los hospitales permiten que el bebé esté en contacto con la madre incluso mientras se finaliza la cirugía. Si no es posible con la madre, el contacto piel con piel se hará con el padre.
Si el bebé necesita cuidados especiales o ser estabilizado, el contacto piel con piel se realizará tan pronto como la salud del peque lo permita.
El contacto debe de ser directo con la piel, no debe haber toallas o sábanas interfiriendo en el contacto. Debe estar en contacto con la mayor superficie de pecho y abdomen. Y, en ese primer momento, es mejor que el bebé esté desnudo. Luego ya se le podrá poner un pañal. Lo que sí se puede hacer es taparlo con una sábana o mantita para que no pierda calor.
Una vez puesto encima de su mamá, el bebé se calmará y comenzará a reptar y buscar el pecho, iniciando en muchos casos la lactancia materna.
No hay una duración mínima o máxima estricta para el contacto piel con piel. Se recomienda mantenerlo durante al menos la primera hora de vida, mejor si son dos, y continuar con sesiones frecuentes durante los primeros días o semanas. La práctica puede continuarse tantas veces como sea posible, según lo que funcione mejor para la madre y el bebé.
Es importante destacar que el contacto piel con piel no solo está reservado para la madre; los padres también pueden y deben realizarlo, lo que les ayuda a crear un vínculo emocional fuerte con el bebé.
¿Qué tener en cuenta a la hora de hacer el contacto piel con piel?
- Asegúrate de que la cabeza del bebé esté girada hacia un lado, con la nariz y la boca descubiertas, para que pueda respirar fácilmente.
- La barbilla del bebé no debe estar presionada contra el pecho de la madre para evitar que se obstruyan las vías respiratorias.
- El cuerpo del bebé debe estar alineado con su cabeza y cuello, y no debe estar en una posición encorvada.
- Siempre debe haber un adulto consciente y atento supervisando al bebé durante el contacto piel con piel, especialmente en las primeras horas después del nacimiento. Si estás muy cansada o tienes sueño, asegúrate de que alguien vigila que el peque no se caiga. Si no puedes, es mejor que lo haga el padre.
- El entorno debe estar a una temperatura adecuada para que el bebé no se enfríe ni se sobrecaliente. Evita las corrientes de aire y las fuentes de calor y frío directas.
- Si la madre tiene alguna condición médica que pueda afectar su capacidad de mantener al bebé seguro (como desmayos, baja presión arterial, etc.), se debe tener especial cuidado y quizás necesitará apoyo adicional.
Fuentes:
Lucchini Raies, Camila, Márquez Doren, Francisca, & Uribe Torres, Claudia. (2012). Efectos del contacto piel con piel del recién nacido con su madre. Index de Enfermería, 21(4), 209-213. https://dx.doi.org/10.4321/S1132-12962012000300007
Asociación Española de Pediatría (AEP)